martes, 1 de enero de 2013

Perder un amigo

Diez años de amistad, de conversaciones diarias, de compartir alegrías y penas, de reír juntos a mandíbula batiente, de viajar juntos. Se borraron de un plumazo, en 24 horas, llenando nuestras vidas de rencor y orgullo, avinagrando mi alma, empozoñando mi paz interior.

Me entristece mucho que a pesar de nuestras diferencias, hayamos sido incapaces de dar paso al diálogo, a la cordura y a la comprensión. Sí...Quizás no haya sabido entender que pasabas por un mal momento y que por eso actuaste así. Quizás no haya sabido controlar mi ira momentánea y te hayas sentido herido. Pero no fui capaz de entender que, yo que había estado ayudándote todos estos meses, ofreciéndote mi apoyo, mi casa, mis amigos, mi trabajo, ofreciéndote mi vida; mordieras la mano que intentaba ayudarte. No merecí en cualquier caso, que desaparecieras en pocas horas, que huyeras con el rabo entre las piernas, sin dar una oportunidad a esta amistad, que tantas buenas cosas nos ha dado.

Hoy, día 1 de enero de 2013, escuchando la Marcha Radetzsky de Strauss del concierto de Año Nuevo por la orquestra filarmónica de Viena, recuerdo que cada año nos llamábamos para aplaudir juntos y desearnos "Felí Año!" como decís tan graciosamente, vosotros los murcianicos...  Después de tres meses de enfado, yo he decidido que quiero sentirme en paz conmigo misma, que no quiero ser yo la que cierre definitivamente la puerta de esta amistad, no quiero cargar con ese peso.

Empieza un nuevo año, un año que, auguro, traerá muchos cambios, y quiero entrar ligera, vacía de sentimientos oscuros, que nos restan fuerza, que nos vuelven feos, que nos ponen tristes. 

Te tiendo mi mano, aquí la tienes.

"La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido."
 Rabindranath Tagore

3 comentarios:

  1. Hola!

    A veces las amistades sufren daños y se quiebran. Hay veces que se reconstruye, otras que por mucha pena que nos den, pues no vuelven a ser lo mismo o simplemente no se recupera. Eso sí, a mí me ha pasado algo así como tu describes y he intentado un acercamiento con mucho miedo a volver a pasarlo mas. Si la otra persona quiere, tendrá uqe dar el proximo paso. Aun estoy esperando y puede que el dia que venga me haya cansado y ahora sea yo quien no quiera.

    No todo el mundo tiene el sentido de la amistad y lealtad tan marcado y claro.

    Hay veces que ni los amigos esos a los que intentas ayudar o cuidar entienden una reaccion que tenemos o no quieren entenderlo porque no es lo que ellos quieren que hagamos...

    Ante esto..no podemos hacer nada.

    ME quedo por tu blog.

    cuando quieras, estás invitad@ a pasar por el mío.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tus palabras, aunque cueste aceptar que alguien se haya marchado para siempre, como si se hubiera muerto... Qué lástima no poder sentirse más vivos y aprovechar cada minuto de nuestra vida con energía positiva. Yo creo que es parte del aprendizaje de nuestra vida el aprender a reflexionar y a perdonar. Si no eres capaz de perdonar a los demás, creo que tampoco eres capaz de perdonarte a ti mismo y quererte. Bienvenida al blog! Te sigo!

    ResponderEliminar
  3. He llegado casualmente aquí y me topo con esta entrada...
    Y me parecería haberla escrito yo. No es una amistad de tanto tiempo, pero en un año se hizo tremenda. Y ahora mismo... siento lo mismo que tú ese 1 de enero. El día 7 lo intenté. Pareció convencerse de la de tonterías que habían pasado (aunque nunca reconoció su error y nunca fue capaz de ver que yo no lo había dejado en ningún momento... ni mucho menos en lo que él decía que había sido el peor verano de su vida) Después de eso... Nada. Mis malos momentos los ha vivido como quejas injustificadas. De ahí, a perder toda mi confianza fue un paso.

    Lo he intentado. Y ha llegado un momento en que, aunque sigo pensando que es una tontería, aunque sigo pensando que podría haberse arreglado... Me he cansado de intentarlo yo varias veces para que al final sea yo también la que acabe pagando el pato. Quizás sea que no son tantos años de amistad lo que me ha hecho tirar la toalla. Si él quiere venir a dármela, estoy dispuesta a retomar lo que sea. Pero yo ya me he cansado.

    ResponderEliminar