Siempre
me he preguntado porqué tengo la manía
de comer cuando tengo ansiedad. Soy de carácter bastante ansioso. Aunque creo
haber mejorado bastante este
comportamiento a lo largo de los años, siempre que tengo una época de estrés,
me da por comer más y perder el autocontrol. Muestra de ello es que soy capaz
de despertarme por la noche para ir a comer. De echo, este comportamiento,
supuso un grave problema para mí años atrás, puesto que se había convertido en
algo sistemático. El comer por la noche, me tranquilizaba, me daba la serenidad
que necesitaba en ese momento para poder volver a dormir. Pero claro… las
comidas extras acaban pasando factura tarde o temprano, y llegué a ponerme como una verdadera morcillita . Así, intentando
hacer dieta, me frustraba y me sentía muy culpable, cuando al despertarme por la
mañana, me daba cuenta de que había sido incapaz de frenar mi comportamiento
impulsivo de comer con nocturnidad y alevosía. Pero…en ese momento, lo único
que quería era calmar mi ansiedad y volver a dormir.
Joer, porqué no me daba por calmarme haciendo
ganchillo?!!
Estos días, absorta en la lectura del libro
“Como ser una mamá cruasán” de Pamela Druckerman, me ha venido de nuevo este
tema a la cabeza. Estaba muy interesada en leer este libro puesto que en mi
casa hemos mamado bastante la cultura francesa. De hecho tengo la doble
nacionalidad, puesto que mi madre me la ha transmitido. Aunque siempre hemos
vivido en España, hemos tenido un contacto muy asiduo con Francia y sus
costumbres. Ahí tenemos familia y hemos veraneado desde hace muchos años en
casa de mis abuelos en el norte de Francia.
Así pues, he tenido bastantes ocasiones para
observar y experimentar en mis carnes como se educan los niños en Francia. La
verdad, es curioso observar como los padres hablan con sus hijos con calma, sin
alzar la voz, y como los niños simplemente obedecen, sin que te monten ningún
pollo. Obviamente, alguno habrá que se salga de la norma, pero los niños
generalmente se portan bien y están la mar de tranquilos en los restaurantes,
en el súper o en casa de los amigos. La teoría de esta autora es que se les
inculca la paciencia. Desde los 4 meses, los bebés
son capaces de dormir sus noches enteras; de niños, de comerse todo lo
que hay en el plato, de saber esperar a la hora de la merienda si se les da una
golosina, de saber decir basta y no dar rienda suelta a su ingesta… Enfin, hay
multitud de ejemplos. La autora defiende
que desde las pocas semanas, si el niño se pone a llorar, los padres hacen lo
que llaman “la pausa”, es decir una espera de 5 a 10 minutos, en la que se
“observa” al bebé para saber cuales son sus necesidades. La tendencia sería ir
a verlo inmediatamente y cogerlo en brazos y ,según como, darle el pecho. Por
lo visto estaríamos rompiendo los ciclos del sueño del bebe. Según los científicos del sueño, los bebés tienen ciclos de sueño de dos horas, que al principio les cuesta empalmar y lo manifiestan
ajetreándose y llorando, y no tiene forzosamente hambre. Sería recomendable
dejar que el bebé encuentre sus propias herramientas para tranquilizarse sin
tener que recurrir a la comida ni a los brazos, ya que sino estaríamos
reforzando la asociación comida-relajación.ç
Y esto me traslada a mis vivencias personales,
en las que la comida es una herramienta de relajación. Y pienso que ojalá me
hubieran enseñado a recurrir a otras soluciones menos nocivas para mi
salud!! Y pienso en la manía que tenemos
de dar una galletita a los nenes para que se calmen y se distraigan, cuando están llorando o nos están dando por
saco… Ojalá sea capaz de inculcar a mis hijos esta paciencia y desvincular comida
y relajación.
Ojo! Estoy
exponiendo la teoría de la Druckerman, una periodista americana afincada en
París, que se ha dedicado a comparar el comportamiento de los niños americanos
y franceses, y sus diferencias educativas !
La semana que viene ataco el libro Bésame mucho de Carlos Gonzalez, que seguramente tiene una teoría bastante diferente, y quizás
muy convincente, pero de momento, hay cosas de la educación francesa que están
bastante en sintonía con mi forma de pensar. Quizás porque las he mamado en
casa… Aunque también debo confesar que hay muchas otras cosas de mi educación,
con las que no estoy de acuerdo, y que han generado en mi muchas inseguridades.
Mmmm… tengo mucha lectura por delante todavía…
Y a todo esto, os explico mi visita al
Instituto Marqués! Traía todas mis analíticas y me hicieron la ecografía ginecológica.
Todo estaba perfecto! J Pero…. La doctora me recomendó hacer dieta…
:S Me dijo que debería perder 4 o 5 kilos, porque me encontraría mejor, me iba
a resultar más fácil quedarme embarazada y prenvendríamos patologías
gestacionales, como la diabetes y otros
problemas ligados al sobrepeso. Yo me quedé un poco pillada… Iba tan
mentalizada de empezar ya, en el próximo ciclo, que ahora ya no sé qué hacer.
Por un lado me digo: “Esperar a qué?! A perder unos cuantos óvulos más?!” y por
el otro, pienso en la famosa “paciencia” de la que hemos estado hablando, y que
quizás sea más beneficioso para mi, ponerme las pilas, bajar esos miserables 5
kilos como máximo en un mes y medio, e ir a la carga!!
Desde mi retiro espiritual marroquí, con un té
a la menta, en una soleada terraza de un café de Fez, os mando un beso bien
gordo a tod@s y os digo Carpe Díem! Que la vida son dos días!!
Muaaaaaaaaaaaa!!!